Ciclo Triana Dispersa. La cerámica que se fue a Portugal. La crónica.

Sep 29, 2020 | 0 Comentarios

Zócalo de la sala de los Árabes del Palacio Nacional de Sintra

El pasado domingo, 27 de septiembre, tuvo lugar en el CCT la conferencia “ La cerámica de Triana que se fue a Portugal”, actividad encuadrada dentro del Ciclo “Triana Dispersa” que hubo de ser interrumpido el pasado febrero por razones sanitarias. La actividad estaba organizada por el ICAS y la Asociación de Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano.

El profesor D. Alfonso Pleguezuelo Hernández, ante una audiencia limitada en su aforo, ha expuesto magistralmente el devenir de la cerámica de Triana durante los siglos XV y XVI, principalmente, que se exportaba al país vecino en unas cantidades considerables para cubrir la demanda de estos materiales de reconocida fama, para las paredes de Palacios y Quintas de la nobleza lusitana.

La cerámica que se exportaba, explicaba el Dr. Pleguezuelo, consistía fundamentalmente en azulejos de cuerda seca y de arista que se cocían en los hornos trianeros, entre cuyos “maestros azulejeros” destacaba Fernán Martínez Guijarro que tuvo, posiblemente, procedencia islámica y, según Pleguezuelo, pudo cambiar su nombre por uno cristianizado. Era tal la maestría de los azulejos que se hacían en su taller que era demandado en toda España y Portugal. En este caso, la familia real portuguesa, emparentada con la española, es la que demanda e importa los azulejos y que son transportados hasta Lisboa, Évora, Beja, Setúbal, Sintra o Azeitão a través de rutas fluviales y marítimas. Las cargas de azulejos, comentaba el orador, servían así mismo de lastre para conseguir una mejor flotabilidad de los barcos.

Años más tarde, ya descubierta América, otros talleres trianeros (como es caso del que regentaba Fco. Niculoso Pisano), protegido por miembros de la familia real portuguesa exiliada en Sevilla por rivalidades políticas, retoma el intercambio y el comercio de la cerámica pintada plana, aunque posiblemente también vendiese algunas producciones de azulejos de aristas.

Entre los lugares más destacados en los que se conserva azulejería trianera de arista, señalaba Pleguezuelo, están la catedral y el convento de santa Clara de Coimbra, las Quintas de Azeitão (principalmente, Bacalhôa) o, el convento de la Concepção de Beja, el palacio de Sintra o la capilla tumular de García de Resende en el Convento de Sta. María de Espinheiro, en Évora.

Para esta misma zona, pintó Niculoso Pisano dos retablos (la Anunciación y la Visitación de María (hoy conservadas en el Museo de Évora y el Rijksmuseum, procedente de Lisboa), junto con un altar de grandes proporciones desaparecido en la actualidad pero del que se conserva la documentación de encargo.

La exportación continuaría durante el XVII, habiendo constancia de paños cerámicos en la Iglesia de San Roque, en Lisboa, pintado en los talleres de Valladares.

Sobre la temática de la conferencia, el profesor Pleguezuelo ha desarrollado múltiples trabajos y a lo largo de su dilatada vida académica y profesional ha participado en infinidad de actos, exposiciones, colaboraciones, catalogación de azulejos y cerámica en general que podemos disfrutar en el vecino Portugal. La más reciente, en los trabajos de documentación y catalogación para el Museo del Azulejo en la cercana localidad de Estremoz, donde se expone una gran cantidad de piezas procedentes de Triana.

El profesor fue presentado por Ana María Moreno, profesora de la Universidad de Sevilla, Facultad de Medicina y miembro de la Asociación Niculoso Pisano, que hizo la semblanza del profesor.

La limitación del aforo al 50 % no ha permitido a muchos amantes de la cerámica disfrutar de la disertación amena, ilustrada y documentada de D. Alfonso Pleguezuelo. No obstante, la Asociación Niculoso Pisano pondrá en breve a disposición de todas aquellas personas que lo soliciten un video con el contenido completo del acto.

Nuestro agradecimiento al ICAS, a su personal técnico y cuantos trabajadores han hecho posible la celebración de este acto.

Fotografías: Pilar Lafuente Ibáñez, Martín Carlos Palomo García y Francisco Solís Pérez.

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