Broche de oro para el Ciclo de Otoño.

Nov 17, 2019 | 1 Comentario

Sebastián Fernández Aguilera nos ilustró sobre los azulejos de Augusta del Alcázar sevillano.

Brillante final para el ciclo de conferencias de otoño, última de este año organizada por el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) con la colaboración de nuestra Asociación Niculoso Pisano. Con el salón de actos del Centro Cerámica Triana completo de asistentes, hoy domingo 17 de noviembre el licenciado en Historia del Arte y restaurador Sebastián Fernández Aguilera ofreció una conferencia con apoyo audiovisual en la que nos mostró con detalle el proyecto de restauración de los alicatados de Cristóbal de Augusta para el Palacio Gótico enclavado en el corazón de los Reales Alcázares de la capital hispalense.

La presentación corrió a cargo del catedrático Alfonso Pleguezuelo Hernández, quien manifestó que el ceramista Cristóbal de Augusta fue en la segunda mitad del siglo XVI el primero que firmó obras de envergadura tras el fallecimiento de Niculoso Pisano en 1529, tras tres décadas de vacío de obras de azulejería de técnica pisana.

Sebastián Fernández nos demostró a través de rigurosos estudios como el zócalo de azulejos que firma Cristóbal de Augusta a partir de 1577, de tres metros de altura, ha sufrido numerosas vicisitudes desde su instalación original, con muchos cambios de paños y piezas debido no solo a la intervención de la mano del hombre, sino también al terremoto de mediados del siglo XVIII, pues hay que tener en cuenta que el conjunto comprende más de 37.000 azulejos. También informó de las diversas obras y reformas llevadas a cabo en la edificación y su repercusión negativa en la conservación de los paramentos. Ejemplo de ello son la subida del nivel de solería de algunos tramos y la existencia de vegetación en las paredes exteriores que al regarlas hacen pasar la humedad a los paños interiores.

Por ello, hemos tomado conciencia en nuestra Asociación que tenemos que colaborar a que los factores que le afecten negativamente deben ser puestos en conocimiento de los responsables de este monumento, con independencia de su proceso de restauración, pues de lo contrario éste sería en vano.

En definitiva, todos los asistentes, entre los que había personas de diferentes disciplinas relacionadas con la Cerámica, el arte, la cultura y el turismo, hemos salido de la exposición con un sabor agridulce, dulce por la importancia del conjunto cerámico, y agrio por lo que falta por hacer para protegerlo.

Texto y fotografías: Martín Carlos Palomo García.

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