Nuestro pesar por el fallecimiento del Catedrático de Historia del Arte Enrique Valdivieso y su esposa.
La Asociación Pisano lamenta profundamente el fallecimiento del profesor Enrique Valdivieso González, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, y de su esposa, la también catedrática Carmen Martínez. Enrique ha sido para muchos de nosotros más que un profesor. Sus apasionadas clases y sus profundas investigaciones han sido siempre un estímulo y un acicate para conocer y valorar nuestro patrimonio artístico y cultural. Siempre ameno, humilde y siempre cercano. Sus trabajos e investigaciones han puesto en valor el patrimonio artístico sevillano, marcando un antes y un después. Descanse en paz.
Con una profunda tristeza en el alma y un inmenso respeto, quiero rendir homenaje al profesor, al hombre y al catedrático que dejó una huella imborrable mi vida y la de tantas otras personas.
D. Enrique Valdivieso fue, sin lugar a dudas, el mejor profesor que tuve en la Universidad; no solo por su vasto conocimiento del arte, sino por su capacidad para transmitirlo de una forma tan apasionada, tan cercana, tan humana.
Con los años, tuve la suerte de volver a cruzarme con él en muchas ocasiones, y cada encuentro era un regalo. Verlo nuevamente en sus conferencias, en sus eventos, siempre tan entregado, tan ilusionado, me llenaba de felicidad. Era un hombre que nunca dejaba de enseñar, que nunca dejaba de compartir su pasión por el arte y por la vida.
Esos momentos, esas conversaciones, los recordaré siempre con una sonrisa, porque su luz nunca dejó de brillar.
Su partida, junto a la de su señora, es una pérdida irreparable, y mi corazón está lleno de tristeza y gratitud al mismo tiempo. Tristeza por no poder seguir aprendiendo de él, por no poder compartir más momentos; gratitud por haber tenido la suerte de cruzarme en su camino y haber recibido tanto de su generosidad intelectual y humana.
Aprovechando este espacio, le quiero dedicar estas palabras como un pequeño homenaje, sabiendo que aunque ya no esté físicamente con nosotros, su legado perdurará en cada lección, en cada gesto amable, en cada palabra de sabiduría que compartió. D. Enrique, gracias por todo lo que nos diste. Tu ejemplo y tu pasión seguirán vivos en quienes tuvimos el honor de ser tus alumnos.
Con todo mi respeto y cariño, siempre te recordaré.