La tarde del segundo lunes de Diciembre, visitando la estupenda exposición que, de sus obras cerámicas, presenta Isabel Parente Rioja en el Círculo Mercantil de Sevilla, tuve el placer de charlar con la ceramista durante un buen rato a modo de informal entrevista. Esto es lo que contestó a mis preguntas.
Sobre como fueron sus comienzos y por qué se decantó por la cerámica, me contó que su vocación parte de su etapa del BUP, en el instituto Velázquez, donde casualmente yo mismo ejercí la docencia durante 25 años. Allí recibió clases de cerámica de Reyes Moreno, una compañera y amiga, del mismo departamento, y descubrió que esa actividad le resultaba fascinante. Maite, una compañera suya y actual esposa de un amigo y antiguo alumno mío, disponía en su domicilio de un pequeño horno, donde cocían piezas muchas tardes, como un gozoso pasatiempos extraescolar.
Al terminar el Bachillerato, cursó los tres años de Comunes en la desaparecida Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la calle Zaragoza y al terminarlos pasó al Pabellón de Chile, donde no estaba muy contenta porque el estudio de la cerámica se diluía en otras materias regladas que aunque no le despertaban tanto interés, les han resultado útiles para su formación artística.
La apertura de la escuela de Cerámica de Gelves, en 1994, fue fundamental para ella. Su entonces directora accidental, Ana Gavira, por fallecimiento del anterior director, le proporcionó una plaza allí, precisamente una de las últimas vacantes, y decidió abandonar el pabellón de Chile. Realizó durante tres años su periodo de formación. Fue compañera, entre otros, de Ángel Lora, que también nos ha alegrado la vista con hermosos retablos cerámicos.
En la Escuela de Cerámica de Gelves obtiene el título de Técnico Decorador Ceramista.
Pero antes disfrutó de una beca en Italia, concretamente en Deruta, una pequeña ciudad de la Umbria, casi dedicada enteramente a la cerámica. Me cuenta Isabel, que allí, en dos de cada tres casas hay un taller cerámico. Allí recibe clases de Romano Ranieri durante seis maravillosos meses y es introducida por el maestro en la técnica del sfumato, aplicada a la cerámica.
De regreso de Italia, aún le queda un curso por realizar a Isabel en Gelves pero, me dice, que por indicación de su profesor, prácticamente lo realiza fuera del programa, por los avanzados conocimientos adquiridos durante su estancia en Italia. En ese tiempo conoce al alfarero Antonio Campos Hinestrosa, quien da un monográfico de alfarería en la escuela de Gelves, y traba con Isabel una amistad que perdura hasta nuestros días, pues es el alfarero con quien trabaja desde entonces.
Ese curso proporcionará a la escuela de Gelves y a Isabel, una de sus mayores alegrías profesionales. Como ya hemos comentado, Isabel está trabajando mucho pero sin seguir exactamente una enseñanza reglada. La Escuela de Cerámica de Gelves decide enviar al Concurso de Escuelas que organiza Museum Expressions, un ente que aglutina diferentes museos internacionales, una de las obras que Isabel ha realizado esos días: Se trata de un brasero de inspiración mudéjar, con naranjas enfiladas con lacería central y lirios contrapeados. El 13 de Enero de 1995 la obra se alza con el tercer premio y es expuesta en el Museo del Louvre. Esta es la primera obra que la joven ceramista ha firmado y se vuelve loca de alegría, tiene sólo 22 años.
Un poco a partir de la fama que le otorga este galardón, imagino, es solicitada por el Ayuntamiento de Valsequillo en Gran Canaria para realizar los bancos de la plaza de pueblo con cerámica. Es aprobado su proyecto y pasa tres años en Las Palmas, pero por una serie de avatares el proyecto acaba por no realizarse, por lo que decide volver a su ciudad natal, Sevilla, y abre taller en la calle Duque Cornejo, donde permanece cinco años.
Con otros ceramistas forma parte del grupo Caolín y acuden a una feria de muestras en Anger (Francia), donde obtienen un rotundo éxito con sus productos.
Mas adelante, trabaja durante un año con Román Ginés, a quien tuvo de maestro en Gelves, y que se encuentra de monitor en los antiguos talleres de la Singer, en la calle Lumbreras, en un taller temporal dedicado a la restauración de la cerámica de la Plaza de España.
Me cuenta que asiste con su compañera Salud a diversas ferias de la construcción y trabaja en Capitanía General, en la plaza de España, ya como Isabel Parente, no como miembro del taller de restauración de Lumbreras.
En 2010, a instancias de la Hermandad de la Estrella, y sufragado por la Fundación Nao Victoria a causa de la relación de esta institución con la gente del mar en el pasado, realiza un retablo cerámico de grandes dimensiones donde se representa a esta Dolorosa de la calle San Jacinto, vestida de hebrea, sobre un vasto paisaje donde figura la Sevilla del XVI, destinado a la nueva esclusa de Sevilla. Se presenta en el Ayuntamiento en el 2010, pero no considerando el Consistorio adecuado su colocación en el mencionado emplazamiento, en 2012 se coloca en la torre de la iglesia de los Paúles en la calle Pagés del Corro.
Posiblemente este colosal retablo y su magnífica intervención en el equipo que trabaja en la restauración del retablo cerámico del Cristo del Calvario, en la parroquia de la Magdalena le abre las puertas para nuevos trabajos en retablos cerámicos de diferentes hermandades. Así, en 2016, realiza para la parroquia de San Lorenzo un retablo cerámico del Cristo del Mayor Dolor, de cuerpo entero, titular de la Hermandad del Dulce Nombre, a instancias de esta corporación.
Este mismo año realiza un zócalo para la ermita de la Primitiva y Real Corte de Honor y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora de Consolación en Cartaya (Huelva).Este espléndido zócalo de 1´75 metros de altura, sigue el esquema compositivo y el estilo del taller de los Valladares.
En el pasado 2017 son dos los encargos de retablos que recibe: uno para la Hermandad de las Penas de San Vicente, de la Virgen de los Dolores de cuerpo entero, destinado a su Casa Hermandad en la mencionada parroquia. Y otro del Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, para presidir la calle que lleva su nombre, junto al rótulo de la misma, frente al Santuario de los Gitanos. En este originalísimo retablo, de formato apaisado, se representa el busto del Crucificado sobre un fondo granate. Me refiere, que está en conversaciones con esta Hermandad, para restaurar un retablo situado en el compás del exconvento trinitario de Manuel Baena, fechado en 1945, que después de estar guardado en cajas muchos años, fue repuesto a principios de los años 90 del siglo pasado, sin llevarse a cabo la restauración en profundidad que merecía, pues se trata de una obra muy bella y originalísima, pues representa al misterio dentro de una especie de simpecado, con los bordes del retablo recortados siguiendo la silueta del mismo. Esperamos que este trabajo llegue pronto a buen fin.
Cuando le pregunto si podría definir su estilo, responde que eso es muy difícil en un ceramista que casi siempre trabaja por encargo y al que casi siempre le viene impuesto por el encargo del pedido.
Sobre qué supone para ella esta exposición, alega que es como un puñetazo en la mesa. Quiere que la gente vea la calidad de su trabajo, que aprecie la diferencia entre una obra original y la cerámica seriada, que no es más que una calcomanía sin ningún interés ni valor artístico. Y que así, de cerca, como se ven las cosas en una exposición, la diferencia es manifiesta. Que un simple cenicero pintado a mano, está a años luz del cenicero adquirido a un euro en los chinos, que va perdiendo color, que se va borrando, que no tiene nada que ver con la cerámica artística.
Le pregunto si está más orgullosa de alguna obra en concreto, me dice que no, que las obras son casi como los hijos… pero que no puede olvidar la alegría que se llevó con aquel brasero que estuvo en París, con la ilusión que pintó aquel retablo tan grande de la Estrella con Sevilla a sus pies, que está muy contenta con esa aldaba cerámica de la Puerta del Perdón, que es casi una seña de identidad del taller.
Y después de esta exposición, a seguir trabajando con la misma ilusión de siempre, con el apoyo de su amiga Salud y el mismo cariño por los materiales, en su taller de la plaza del Giraldillo, junto a la Ronda.
Entrevista realizada por Francisco José Vallecillo Martínez.
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