Un inusual plato de Triana
Fue analizado en la actividad «pieza del mes» del Museo Arqueológico Municipal de Jerez por Alfonso Pleguezuelo Hernández.
El pasado sábado. 27 de abril, el profesor Alfonso Pleguezuelo impartió una conferencia en el Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera sobre un plato de mediados del siglo XVIII, pintado con óxido de manganeso en reserva sobre fondo blanco.
El plato, que se conserva y se exhibe en una vitrina de la colección permanente del Museo Arqueológico de Jerez, es una pieza singular por la forma en que está decorada bajo la posible influencia holandesa que se aprecia en la forma en que se ordenan los elementos decorativos que decoran su anverso y, sobre todo, por estar pintada tan solo en color morado, un color muy poco frecuente en la loza de Triana.
La pieza fue realizada en Triana y, según el profesor Pleguezuelo, la singularidad de su decoración en manganeso con reserva de blancos pone en evidencia la existencia de una moda hasta ahora escasamente conocida. Recordó el conferenciante que el púrpura, en el terreno del tejido, fue un color símbolo de señorío, de riqueza y de poder en la Roma Clásica y durante la Edad Media, y también el negro durante el periodo de los Austrias como pudo argumentar presentando imágenes de personajes históricos de la realeza y alta sociedad que solían usar esos colores en sus vestimentas. El púrpura en la etapa clásica y el negro en la Edad Moderna fueron colores caros y de difícil consecución técnica. El tinte del primero se elaborada a partir de moluscos marinos (cañadillas) de los que se necesitaban grandes cantidades para conseguir apenas unos gramos. El negro más modernamente se obtenía del palo de Campeche importado de las Indias.
En el caso de la cerámica, sin embargo, el negro-morado se obtenía con el óxido de manganeso (MnO2) preparado en una frita de varios óxidos puros que devienen en un colorante, en cuya composición también interviene el óxido de hierro para pintar a baja temperatura (980º) y que dependiendo de su aplicación ofrece tonalidades que van desde el negro al morado o color de berenjena.
El plato fue encontrado con ocasión de unas excavaciones en un solar urbano de Jerez, en el interior del pozo-basurero, y se conserva completo, con pequeñas roturas limpias producidas en su caída. Este género de vajilla, a pesar de su singularidad y de la escasez de piezas conservadas, se fabricaba en Triana y de ella han aparecido restos similares en otras excavaciones de Jerez y su comarca cercana.
La pieza mide 35 centímetros de diámetro y está decorada con elementos que se inscriben o rodean dos cuadrados girado uno sobre el otro. Se trata de elementos vegetales de clara inspiración holandesa, a excepción del motivo central que es un ave que podemos encontrar reproducida en piezas trianera, de clara influencia talaverana.
Para mayor información consultar el artículo del autor editado por el museo:
Fantástico
Como siempre, D. Alfonso se muestra magistral en esta «pieza del mes» del museo de Jerez de la Frontera.