La cerámica de Picasso cuenta con nueva sala en su Museo de Málaga
El centro edita también el segundo volumen de su publicación dedicada a la colección permanente
Entre mediados de los cuarenta y fines de los sesenta, Picasso residió en el sur de Francia, donde, aproximándose a sus raíces mediterráneas, cultivó en buena medida la cerámica. Recordando esa etapa, el Museo Picasso de Málaga ha acondicionado una de las salas de su sede, el Palacio de Buenavista, para acoger una parte de las piezas en esta técnica que forman parte de su colección: se trata de la sala XII, que ofrece al visitante desde hoy mismo la posibilidad de contemplar un conjunto de diecinueve obras de alfarería y tres pinturas que el artista llevó a cabo entre 1931 y 1962.
Además, y ya en formato digital, en esta sala podemos adentrarnos en su Cuaderno de dibujo La Californie, que constaba de veintidós dibujos a tinta china, lápiz, grafito, carboncillo y gouache sobre papel vitela que Picasso realizo en Cannes en 1956. La mayoría de esas obras eran retratos tomados en el estudio de La Californie o apuntes de la naturaleza. Preside el conjunto una gran fotografía de Picasso junto a un búcaro también procedente de la colección del Museo: la realizó Michel Sima en 1947. El centro ha avanzado asimismo que esta sala acogerá conferencias y eventos especiales.
Podemos entender la faceta de ceramista de Picasso como una prolongación de su extensísima actividad como escultor, pintor y grabador, por eso ahora en su Museo platos de arcilla ilustrados con cabezas de cabras, rostros y faunos, jarras con forma de búhos o insectos, placas, tejas y ladrillos se exhiben junto a tres óleos con temas recurrentes en la obra picassiana. Picasso aprovechó las posibilidades del volumen de las lozas para, al pintar sobre ellas, dotarlas de un nuevo significado que, no obstante, no hace que se pierda el uso para el que habían sido creadas. Por ejemplo, en Búho con cabeza de fauno (1947) el vertedor y las asas del jarrón se convierten en el pico y las alas del ave, y a su vez en los cuernos de un fauno. También convirtió un “gus”, esa vasija típica de la Provenza francesa utilizada para guardar agua, en un Insecto (1951) al ensamblar seis asas laterales y pintarle ojos, patas y alas. Y como buen conocedor de la cerámica tradicional española, trabajó sobre obras de artesanos y sobre piezas y escombros desestimados por las alfarerías: vasijas, platos, baldosas, jarrones, azulejos, bandejas… Sus pinturas sobre ellos ofrecen una combinación trepidante de tradición y modernidad.
El Museo Picasso también ha anunciado la publicación del segundo volumen de Diálogos con Picasso. Colección 2020-2023, que recoge la selección de obras del artista que integran el nuevo discurso expositivo de sus fondos. Cuenta con textos introductorios de los tres comisarios responsables de la renovación del discurso expositivo de estos fondos: Bernard Ruiz-Picasso, presidente del Consejo Ejecutivo del Museo y de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA); José Lebrero Stals, director artístico del Museo y el profesor norteamericano, Pepe Karmel, entre otros ensayos.
Fuente: masdearte.com
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