Descubierta la identidad del pintor ceramista tras la firma «P.P. Molina». Corresponde a Pedro Pascual Molina Sánchez.
Martín Carlos Palomo García
Tras muchas pesquisas, hemos conseguido esclarecer en gran medida algunos datos biográficos de un pintor ceramista que trabajó en la capital hispalense cuya firma es “P.P. Molina”, que ha supuesto durante años para los estudiosos de la cerámica trianera un verdadero enigma. La única certeza que poseíamos es que prácticamente la totalidad de su producción la firmó en la década de 1920 en la fábrica de Manuel Montero Asquith, industria trianera activa desde 1920 hasta 1939.
Han sido muchas las conjeturas sobre su nombre completo. Hasta el año 2021 el grupo de colaboradores de la web retabloceramico habíamos manejado el testimonio oral que en los últimos años de su vida nos había ofrecido el ceramista Manuel Soto Carretero (1926-2012), que recordaba le habían hablado de él, incluso nos llegó a confirmar que su nombre de pila era Pedro Pablo. También nos contó que era natural de Talavera de la Reina, que vivía en el Barrio León y que murió durante la Guerra Civil a consecuencia de un bombardeo del bando republicano una de cuyas bombas se desvió y cayó en esta zona del barrio de Triana, produciendo numerosos fallecidos.
Esa fue la línea de investigación que seguimos, pues con la ayuda de nuestro compañero Jesús Marín García localizamos en hemeroteca la reseña del bombardeo (1) y el expediente de traslados desde Sevilla al Valle de los Caídos (2). En este último no aparece ninguna persona apellidada Molina, pero sí localizamos a otro pintor ceramista contemporáneo llamado Fidel Villarroel, así como su hermano Juan José, que residían en el Barrio León, calle José León número 22, y fallecieron en el bombardeo. En el expediente aparece erróneamente escrito su primer apellido, el único que figura, como “Villareal”.
Así pues, hemos de considerar que el nombre de nuestro enigmático pintor no puede ser Pedro Pablo Molina. Debía ser otro. Nuestros esfuerzos investigadores se dirigieron a través de internet en el portal “Family Search” y en el “Padrón 1920 Reino de Valencia”, que tiene indexados archivos de datos sevillanos, arrojando como resultado la figura de un pintor de nombre Pedro Pascual Molina Sánchez que estimamos se corresponde con el pintor ceramista que desde hace décadas pretendemos localizar.
En la documentación consultada aparece Pedro Pascual Molina Sánchez, nacido en 1870, natural de Peñas de San Pedro (Albacete), hijo de Adolfo y Dolores, casado con Josefa García Molina el 27 de febrero de 1897. De profesión pintor, con residencia en la calle San Esteban 32. Esta información queda corroborada en los libros padrones de la Parroquia de San Bartolomé y San Esteban, de Sevilla, donde aparece censado entre los años 1912 y 1924. Tuvieron dos hijas, María Cruz y Mercedes. No hay datos de años posteriores por no existir los libros.
Otro dato que viene a abundar sobre la certeza de que se trata de él se desprende de los primeros años de la fundación de la Hermandad de San Esteban, establecida en 1926. Sobre ella conocemos dos retablos cerámicos firmados como “P.P. Molina”. El primero de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, que durante muchos años estuvo sobre la ventana del Cristo y en la actualidad está en la casa de hermandad. El segundo es de la Virgen de los Desamparados, y se localiza en la fachada de la casa número 25 (actual 29-31) de la calle San Esteban, donde permanece desde los años veinte de la pasada centuria. Pensamos que si el pintor vivía cerca de la sede de la hermandad, a él se lo encargaron. Por otro lado, su nombre no aparece en ningún documento de los conservados en el archivo de la Hermandad de San Esteban, según nos informa su máxima conocedora, Ana Ruiz Copete.
Un tercer retablo firmado por el mismo autor, muy cerca de San Esteban, corresponde a la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud, titular de la Hermandad de La Candelaria, colocado en 1929 en la fachada de la iglesia de San Nicolás de Bari.
Otro aspecto de su biografía que nos parece de suma importancia es la relación de amistad y compañerismo que debió tener con el pintor ceramista Antonio Romero Pelayo, que trabajó para la fábrica de Manuel Corbato que siguió regentando Manuel Montero. No solo por trabajar ambos para la misma industria cerámica en periodos sucesivos, sino por la cercanía de residencia, pues Antonio Romero Pelayo vivió en la calle San Esteban 8 (1897-1901) y en torno a 1920 en la calle Boteros, mientras que Pedro Pascual Molina vivía en la calle San Esteban 32.
No conocemos obras posteriores a 1930, época en la que el pintor tendría más de sesenta años de edad, ni tampoco su fecha de fallecimiento. Seguimos investigando, para conocer más datos sobre este prolífico ceramista que nos legó multitud de retablos cerámicos devocionales.
(1) ABC 25 de enero de 1938, p. 3. Bombardeo ocurrido el 23 de diciembre de 1937.
(2) DÍAZ ARRIAZA, J., Un rojo amanecer. El Cementerio de San Fernando de Sevilla durante la Guerra Civil y la posguerra, Sevilla, Ayuntamiento, Patronato del Real Alcázar, Aula para la Recuperación de la Memoria Histórica XV, 2011. “El traslado de restos desde el cementerio de Sevilla al Valle de los Caídos”. José Díaz Arriaza.
Que trabajo de investigación tan bueno e importante. Gracias Martín. Con esto resucitas la memoria de un pintor ceramista fallecido y nos ilustras. Excelente trabajo. Rescatar la memoria.