Última conferencia del Ciclo de Otoño 2021. La producción cerámica de Bacarisas. Modernidad en la tradición.
Dentro del ciclo «La cerámica y las segundas vanguardias artísticas sevillanas», nuestro socio y Licenciado en Historia del Arte, Antonio Librero Pajuelo disertará sobre la figura de Gustavo Bacarisas, un artista afincado en Sevilla que aportó una renovación a la pintura y también a la cerámica, faceta en la que se centrará nuestro orador.
Será el próximo domingo 28 de noviembre a las 12 h, en el salón de actos José Gestoso del Centro Cerámica Triana.
Gustavo Bacarisas y Podestá nació en Gibraltar el 23 de septiembre de 1873, aunque la mayor parte de su vida transcurriría en Sevilla. Cultivó la pintura preferentemente, pero también la escultura, la azulejería, la ornamentación cerámica y la escenografía, inyectando savia nueva al mundo artístico local. Tras sus estudios primarios en su ciudad natal fue becado en Roma a la edad de veinte años, donde entra en contacto con todo el impresionante capital artístico de la ciudad eterna. En 1906 fija su residencia en Paría, con frecuentes viajes a Londres. Todo ello le proporcionó una amplia visión, las tendencias vanguardistas, el impresionismo en toda su evolución. Tras un periplo itinerante por tierras americanas (Buenos Aires, 1910), Filadelfia, Nueva York y Pittsburg, llega a Sevilla en 1913, ciudad a la que quedará ligado, aún sin perder su espíritu errante, hasta el día de su muerte, casi centenario, en el año 1971.
Su personal manera de entender el arte enriquece la pintura sevillana, capitaneada en ese momento por García Ramos y Gonzalo Bilbao, junto con otras figuras, adaptándolo a todo aquello que la ciudad andaluza le ofrecía: la luz, el color y sus gentes.
En estos años se va integrando paulatinamente en la vida artística y cultural sevillana, ingresa en su Ateneo, donde presidiría la sección de Bellas Artes desde 1916, trabajó como diseñador artístico de la primera Cabalgata de Reyes Magos organizada por José María Izquierdo en 1918 diseñó las pañoletas de las Casetas de la Feria de Abril desde 1919, cuyo formato permanece. En este último año ya es nombrado Hijo Adoptivo de Sevilla.
En los años veinte y treinta de la pasada centuria colaboró en el diseño de vestuarios y escenografía de representaciones musicales y de teatro. Igualmente haría una incursión de la pintura de carteles y decoraciones murales al temple, como la del Pabellón de Argentina y la decoración del Pabellón Real de la Plaza de América, para la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla en 1929.
En definitiva, fue una persona y notable artista muy vinculada a la ciudad hispalense, cuya fisonomía y espíritu conoció e interpretó en sus obras, de las cuales destaca su cromatismo. Sus cerámicas nacieron alentadas por un impulso renovador, muy significativo en ésta modalidad artística, que tiene una tradición específicamente sevillana. Combinó el impresionismo con el cuidado preciso de las formas, con rigor en el dibujo, el amor a la construcción de las cosas, el deseo de que éstas, iluminadas, acariciadas por el aire, no pierdan su estructura propia.
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